Opinión

¿Policías piratas en Xoxtla?

Por María Eugenia Mora

Dónde están las voces de protesta e indignación que visibilicen y más aún, actúen en los lamentables hechos que están sucediendo en Puebla, y hablo de Puebla, porque es lo inmediato, es de lo que me entero.

Me refiero a la violencia focalizada en la que constantemente aparecen policías involucrados.    

Sin duda existen otros contextos por los que pasa la violencia, por ejemplo: la doméstica, la vicaria, la digital, la psicológica etc. Este espacio no sería suficiente para nombrarla en todos sus tipos.

Me referiré al caso de los dos policías acribillados en Xoxtla, hechos que dan lugar a muchas dudas.

Recuerdo que en 2011 se emitió un decreto por parte del Ejecutivo del Estado para crear el Centro Único de Evaluación y Control de Confianza del Estado de Puebla.

En su artículo 6 señala: “El Centro, en los procesos de selección de aspirantes para ingreso a Instituciones de Seguridad Pública y, en su caso, a las empresas de seguridad privada, aplicará exámenes integrales, mismos que arrojarán un resultado único en las siguientes materias:

A) Patrimonial y de entorno social; b) Médico; c) Psicométrico y psicológico; d) Poligráfico; e) Toxicológico; y f) Los demás que establezcan las normas aplicables. Las evaluaciones correspondientes se realizarán en instalaciones adecuadas e idóneas, en condiciones de higiene y con respeto a la dignidad humana”. Hasta aquí la cita.

El último párrafo, uno de los preceptos es que estas pruebas deben hacerse en óptimas condiciones, pero me cuestiono, ¿sucede lo mismo en el entorno general de los policías, al que diariamente se enfrentan?   

Estoy segura que la dignificación de una persona comienza desde casa, es cierto, pero la parte legal e institucional, determina –en parte- las condiciones para un destino trágico. Existen variedad de mandatos, normas, reglamentos, convenios y leyes que en muchos de los casos se quedan en el papel.

Una constante entre los elementos de seguridad es que aceptan trabajar sin darse de alta en la CUIP (Cédula Única de Identificación Policial), necesaria para incorporarse en la licencia colectiva para ser reconocidos en todo el estado.

Aquí viene los cuestionamientos, si ese era el caso de los policías, es decir que hubieran aceptado trabajar en esas condiciones, ¿por qué el Secretario de Seguridad o el edil, permitió que realizaran funciones operativas, por qué los envió a patrullar?

Otro hecho contundente es: los Ayuntamientos son los órganos facultados para realizar el trámite ante la Secretaría de Seguridad Pública del estado para obtener la cédula de registró de cada elemento.

Se argumenta que por la transición no tenían registro, una versión inverosímil porque existen las reuniones para tratar temas importantes como la seguridad, de lo contrario es un error garrafal que se deje desprotegida a la ciudadanía por un cambio de gobierno.

Otro aspecto es que los exámenes de control de confianza, en su mayoría son aplicados por jóvenes inexpertos, quienes determinan la aptitud o no de los elementos para trabajar, y en honor a la verdad, se han presentado muchas injusticias.

A los elementos los preparas, con entrenadores de Estados Unidos, de Israel o de grupos especiales, se invierten recursos y luego los das de baja por el control de confianza. Pregunto: ¿dónde encuentran el sustento para su familia y poner en práctica sus habilidades?, por lógica algunos de ellos del lado delincuencial.

Habrá otros que no caen en la tentación, pero la realidad está a la vista. Pasa en muchas regiones del estado y del país.

Las especulaciones y las hipótesis seguirán, pero lo cierto es que viajaban en vehículo oficial, fueron asesinados con saña y su familia quedó a la deriva.

Más allá de los deslindes, como lo hizo la Secretaría de Seguridad Pública, al informar que no estaban inscritos en el Registro Nacional de Personal de Seguridad Pública, son seres humanos a los que se les debe apoyar, al menos a sus hijos quienes quedaron en el desamparo.

Este es sólo un ejemplo de lo que día a día se vive en nuestro bello México, pero quiero exhortar desde este espacio a que nunca normalicemos la violencia y no seamos indiferentes ante la tragedia.

Comentarios: @marumora7

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