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Tesla desmiente que Elon Musk vaya a ser reemplazado como CEO pese a crisis financiera y controversias políticas

Por Luis Moreno

Tesla negó categóricamente este jueves los reportes que aseguraban que su junta directiva inició la búsqueda de un sucesor para Elon Musk como director ejecutivo, en medio de una fuerte caída en ingresos, tensiones internas y el creciente protagonismo político del empresario. La presidenta del consejo de administración, Robyn Denholm, calificó como “totalmente falso” el informe publicado por The Wall Street Journal, que afirmaba que altos cargos de la compañía habían contactado a firmas de reclutamiento para iniciar el proceso de sucesión.

“Un medio afirmó erróneamente que la Junta Directiva de Tesla había contactado con empresas de reclutamiento para buscar un nuevo CEO. Esto es absolutamente falso (y se comunicó al medio antes de la publicación del informe)”, declaró Denholm en la cuenta oficial de la compañía en X (antes Twitter).

El desmentido llegó horas después de que The Wall Street Journal publicara que, ante la caída del valor de las acciones de Tesla y la creciente preocupación entre los inversores por la distracción de Musk con temas ajenos a la empresa, el consejo habría iniciado conversaciones confidenciales para reemplazarlo. Según el medio, la medida habría ganado fuerza tras una reunión con el propio Musk, en la que se le pidió aumentar su dedicación a Tesla. El empresario no se habría opuesto, y días después anunció públicamente que a partir de mayo reduciría drásticamente su participación en el controvertido Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE), promovido por el presidente Donald Trump.

El anuncio de Musk coincidió con la divulgación de resultados del primer trimestre de 2025, donde Tesla reportó una caída del 71% en sus beneficios netos, quedando en 409 millones de dólares, tras una reducción del 20% en los ingresos. A ello se suma la pérdida de cuota de mercado frente a competidores como BYD en China y Volkswagen en Europa, a pesar de una agresiva política de reducción de precios que ha recortado los márgenes de beneficio.

En paralelo, Tesla lidia con tensiones internas, como la salida del ejecutivo Eliah Gilfenbaum, quien había cuestionado públicamente el impacto negativo del activismo político de Musk en el ambiente laboral y en la retención de talento. Sus declaraciones, que sugerían que Tesla estaría mejor sin Musk al mando, causaron revuelo y terminaron con su desvinculación de la empresa.

El Cybertruck, presentado como un emblema de innovación, se ha convertido en otro dolor de cabeza. Con un precio inicial casi el doble de lo prometido y múltiples campañas de retirada por defectos técnicos, apenas ha vendido 39.000 unidades en su primer año, lejos de la meta de 250.000.

Pese a este contexto, Tesla mantiene una visión de largo plazo centrada en inteligencia artificial y robótica. Musk ha promocionado proyectos como el robot humanoide Optimus y el Cybercab, un vehículo autónomo sin volante ni pedales, como el futuro de la compañía.

Mientras tanto, la junta directiva revisa también el paquete de compensación de Musk, anulado recientemente por un tribunal de Delaware. El magnate, que no recibe salario desde hace más de siete años, ha manifestado su malestar por la situación, mientras sigue siendo el mayor accionista individual con alrededor del 13% de los títulos de Tesla.

La situación de Tesla ilustra un momento crítico para la empresa: debilitada en el frente comercial, cuestionada internamente y con un liderazgo dividido entre la fidelidad a su fundador y la urgencia por reencauzar su estrategia. Musk, entre su compromiso con Tesla y su creciente papel en la política estadounidense, sigue siendo la figura central —y más polémica— del futuro de la automotriz.

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