Internacional

Rusia y Ucrania intensifican el uso de misiles de largo alcance mientras crecen las amenazas de escalada militar

Por Luis Moreno

La guerra en Ucrania atraviesa un momento crítico con el empleo de armas de última generación y un aumento en los ataques dirigidos contra infraestructuras estratégicas. Rusia y Ucrania han incrementado la intensidad de sus operaciones, combinando tácticas tradicionales y tecnología militar avanzada en una escalada que amenaza con extender las consecuencias del conflicto más allá de sus fronteras inmediatas.

El misil hipersónico Oreshnik: nueva carta en el arsenal ruso

Rusia admitió haber utilizado por primera vez su misil hipersónico de nueva generación, Oreshnik (Avellano), contra un objetivo militar en la ciudad ucraniana de Dnipró. Este ataque, descrito como una «advertencia», subraya la capacidad del Kremlin para alcanzar cualquier objetivo en Europa en cuestión de minutos.

El presidente Vladímir Putin afirmó que el Oreshnik podría ser utilizado contra «instalaciones militares, centros de la industria de defensa y centros de toma de decisiones en Kiev» si Ucrania continúa empleando armas de largo alcance suministradas por Occidente. Según el líder ruso, este misil, que puede replicar la devastación de una bomba nuclear si se usa en masa, forma parte de una estrategia de disuasión y respuesta ante los ataques recientes.

Ucrania responde con misiles ATACMS

En respuesta, Ucrania ha intensificado el uso de misiles tácticos ATACMS proporcionados por Estados Unidos, con un alcance de hasta 300 kilómetros. El Ministerio de Defensa ruso confirmó que en tres días, Ucrania lanzó 13 misiles contra instalaciones en la región de Kursk, donde alcanzaron posiciones de sistemas antiaéreos S-400 y la base aérea de Jalino. Aunque las defensas rusas interceptaron 10 de los proyectiles, los tres restantes causaron daños significativos y víctimas, según fuentes oficiales.

Esta ofensiva marca un cambio en las reglas de combate, ya que, hasta hace poco, Estados Unidos limitaba el uso de sus armas en ataques dentro de territorio ruso. Sin embargo, la reciente autorización para usar ATACMS representa un giro en la estrategia occidental de apoyo a Kiev.

Rusia intensifica el uso de drones y misiles

En un intento por desgastar las defensas ucranianas, el ejército ruso lanzó un ataque sin precedentes con 188 drones explosivos en una sola noche, dirigidos contra 17 regiones de Ucrania. Según la fuerza aérea ucraniana, derribaron 76 drones y desviaron otros cien mediante interferencias electrónicas.

Rusia también disparó cuatro misiles balísticos Iskander-M, que impactaron en infraestructuras críticas. Este tipo de ataques, según expertos, busca localizar las posiciones de las defensas antiaéreas de Ucrania para realizar ofensivas posteriores más efectivas.

Por su parte, Ucrania ha intensificado el uso de tecnologías de guerra electrónica para ahorrar municiones, una estrategia que refleja la creciente sofisticación del conflicto.

El estancamiento en el frente de batalla

A pesar de estos avances tecnológicos, el terreno en el frente de guerra permanece estancado. Desde que comenzó la invasión en febrero de 2022, Rusia no ha logrado cumplir el objetivo fijado por Putin de expulsar al ejército ucraniano de las regiones de Donetsk y Lugansk.

En noviembre, las tropas rusas lograron avanzar sobre 600 kilómetros cuadrados, principalmente en Donetsk, pero aún queda un 90% del territorio por conquistar para alcanzar las fronteras administrativas de estas regiones. Mientras tanto, Ucrania mantiene el control de 800 kilómetros cuadrados en la región rusa de Kursk, aunque ha perdido terreno respecto a los 1,200 kilómetros cuadrados ocupados inicialmente en agosto.

Movilización de tropas y posibles ofensivas

El ejército ruso ha concentrado cerca de 130,000 soldados en la región de Dniéper bajo el mando del general Mijaíl Teplinsky, un comandante conocido por sus tácticas agresivas. Expertos creen que este contingente podría ser utilizado para rodear el bastión de Pokrovsk o intentar una ofensiva contra la ciudad de Zaporiyia, aunque este último objetivo implicaría cruzar el río Dniéper, una operación costosa en términos de bajas.

Ucrania, por su parte, se prepara para una posible ofensiva rusa en la zona donde confluyen las regiones de Donetsk y Zaporiyia, mientras refuerza sus defensas en los puntos estratégicos.

Amenazas de escalada nuclear

La retórica nuclear ha regresado al centro del discurso ruso. Putin afirmó que Moscú ha reducido el umbral para el uso de armas nucleares en respuesta a ataques convencionales masivos. Además, advirtió que Rusia no tolerará la posible transferencia de armas nucleares a Ucrania por parte de Occidente, calificando estas declaraciones como «irresponsables».

El Kremlin también ha señalado que su industria militar produce misiles a una escala superior a la de todos los países de la OTAN combinados, lo que sugiere una estrategia a largo plazo para sostener el conflicto.

Impacto geopolítico y perspectivas

El uso intensivo de tecnología avanzada, el apoyo occidental a Ucrania y las amenazas de escalada nuclear han incrementado las tensiones internacionales. La reciente autorización de Estados Unidos para que Ucrania utilice misiles de largo alcance en ataques dentro de territorio ruso ha provocado fuertes críticas por parte del Kremlin y podría tener implicaciones en las relaciones globales.

Mientras tanto, la situación en el terreno refleja un conflicto de desgaste en el que ambas partes buscan obtener ventajas tácticas antes de que el invierno complique las operaciones. Con un horizonte de negociación aún lejano, el conflicto parece destinado a prolongarse, con consecuencias potencialmente devastadoras para la región y el mundo.

La comunidad internacional sigue observando con preocupación el desarrollo de esta guerra, que amenaza con redefinir las reglas del enfrentamiento militar y el equilibrio de poder global.

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