Ciencia y Tecnología

Reducir el consumo de carne roja, clave para mitigar la crisis ambiental: Facundo Rubinstein

Por Luis Moreno

Producir un solo kilo de carne de res requiere más de 15 mil litros de agua, mientras que un kilo de arroz necesita poco más de 3,400 litros. Ante esta desproporción, disminuir el consumo de carne roja es una de las acciones urgentes para reducir nuestra huella ecológica, sostuvo el académico de la UNAM, Iván Facundo Rubinstein, durante su participación en el programa Vida Cotidiana. Sociedad en Movimiento, transmitido por Radio UNAM.

En el marco del Día Mundial del Medio Ambiente, el investigador de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales abordó el tema “Sociedad y sustentabilidad: educar para transformar”, donde enfatizó que los impactos ambientales no son un tema lejano o exclusivo de países ricos, sino que tienen repercusiones directas en la vida cotidiana de todas las personas.

“No se trata de convertirnos en vegetarianos, pero sí de reducir el consumo de carne de res y ultraprocesados, y privilegiar alimentos locales”, expresó Rubinstein.

Crisis del agua y responsabilidad compartida

El académico advirtió que el modelo de crecimiento económico basado en la explotación intensiva de recursos ha generado condiciones cada vez más críticas. Citó estimaciones de organismos internacionales como el IPCC y la Comisión Nacional del Agua, que señalan que si no se revierte la tendencia actual, hasta 70 millones de personas en México podrían quedarse sin acceso a agua potable, y 1.7 millones estarían en riesgo de muerte por esa causa.

Casos como los de la Ciudad de México o Monterrey, con crisis hídricas recurrentes, reflejan que el problema ya está presente. Rubinstein también denunció que, tanto empresas como gobiernos, permiten el acaparamiento del agua, agravando aún más la desigualdad en su acceso.

El modelo insostenible y sus efectos

Durante su participación, el académico recordó que la sustentabilidad es un concepto político, surgido en los años 80 de la interacción entre movimientos sociales y organizaciones internacionales. “Implica cuestionar cómo estamos habitando el mundo y qué dejamos a las futuras generaciones”, dijo.

Rubinstein mencionó fenómenos ambientales extremos como las “islas” de basura en los océanos y el vertedero de ropa en el desierto de Atacama, que recibe anualmente más de 40 mil toneladas de desechos de la industria del fast fashion, gran parte de los cuales son prendas utilizadas apenas un par de veces.

También alertó sobre la sexta extinción masiva de especies, impulsada por la actividad humana. Animales como el ajolote, el oso polar, el lémur o el chimpancé figuran en la lista de especies en peligro.

A nivel agrícola, el aumento de temperaturas y la desertificación ya está afectando al campo mexicano. Según datos del IPCC, se estima que el país podría perder hasta 45% de su producción de maíz, lo que elevaría los precios y obligaría a miles de familias a abandonar sus tierras.

Migración, enfermedades y desigualdad

Rubinstein advirtió que en el futuro seremos testigos de caravanas migrantes más frecuentes, impulsadas por la pérdida de condiciones mínimas de vida. La falta de agua, alimentos y oportunidades genera un caldo de cultivo para el crimen organizado, añadió.

Finalmente, destacó el riesgo creciente de zoonosis —enfermedades transmitidas de animales a humanos— como una consecuencia directa de la devastación ambiental. Recordó que la pandemia por COVID-19 es un ejemplo claro de este fenómeno.

“Cada uno de nosotros tiene una responsabilidad: con nuestro entorno, con nuestra comunidad y con las generaciones que vendrán. Cambiar comienza desde lo que elegimos comer y consumir”, concluyó.

Con este llamado, el académico de la UNAM instó a repensar nuestros hábitos diarios, no como una moda, sino como una necesidad urgente para garantizar un futuro habitable.

Deja una respuesta