Ciencia y Tecnología

Ningún sistema planetario se parece al nuestro, afirma astrónoma mexicana honrada por la UNAM

Por Luis Moreno

La diversidad de arquitecturas planetarias en la galaxia es mucho mayor de lo que solíamos imaginar y, hasta ahora, ninguna se asemeja a la del Sistema Solar. Así lo afirmó Estela Susana Lizano Soberón, investigadora emérita del Instituto de Radioastronomía y Astrofísica (IRyA) de la UNAM, durante la conferencia “El nacimiento de las estrellas y los sistemas planetarios”, dictada en el Centro Cultural Morelia tras recibir el doctorado honoris causa 2025 de la Universidad Nacional.

Lizano recordó que la Vía Láctea, una galaxia espiral repleta de estrellas, gas y polvo, alberga en su centro un hoyo negro supermasivo cuya masa cuadruplica la del Sol. “Tiene más de 100 mil millones de estrellas y cada una debe tener, al menos, un planeta alrededor”, señaló. Muchas de estas estrellas se gestan en enormes nubes moleculares de hidrógeno extremadamente frío, estructuras con formas irregulares que pueden observarse gracias a telescopios como el Hubble y el James Webb.

La astrónoma explicó que dichas nubes cuentan con campos magnéticos que influyen en su evolución. En su interior, pequeñas regiones se vuelven más densas y colapsan por gravedad, formando embriones estelares. El material en rotación genera discos de gas y polvo alrededor de las estrellas jóvenes. Desde etapas tempranas, estas estrellas emiten fuertes vientos bipolares que rompen la nube que las vio nacer y permiten que queden expuestas al observador.

Los discos protoplanetarios —detectados a finales del siglo XX— conforman el escenario donde surgen los sistemas planetarios. Aunque están compuestos principalmente de gas (99 por ciento), el pequeño porcentaje de polvo es el que inicia el proceso de coagulación que, a lo largo de miles de años, forma rocas cada vez mayores y, finalmente, núcleos planetarios del tamaño de la Tierra o superiores.

Sin embargo, la forma en que estos materiales se organizan varía enormemente. “Las arquitecturas de los sistemas planetarios son diversas, pero hasta ahora ninguna es como nuestro Sistema Solar”, subrayó Lizano, quien indicó que científicos buscan correlacionar estas diferencias con las condiciones iniciales de los discos.

Algunas de estas configuraciones se encuentran dentro de la llamada zona habitable, donde pueden existir temperaturas que permitan agua líquida. La especialista destacó que ya se han identificado exoplanetas en esta región que podrían reunir condiciones para el desarrollo de vida microbiana. El telescopio James Webb analiza la luz de sus atmósferas para detectar posibles rastros de actividad biológica, como oxígeno, metano y dióxido de carbono.

La presencia de colegas, estudiantes y miembros del IRyA, incluido el investigador emérito Luis Felipe Rodríguez Jorge —uno de los primeros en estudiar los flujos bipolares de estrellas jóvenes—, subrayó la relevancia de una conferencia que, además de celebrar un reconocimiento académico, puso en perspectiva la complejidad y diversidad del universo que habitamos.

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