Mis recuerdos de las conversaciones con mi maestro el doctor Guillermo Hernández Flores (1949-2020)
Por Juvenal Cruz Vega. Director de la Academia de Lenguas Clásicas Fray Alonso de la Veracruz
Advertencia.
Hoy viajo a Tlachichuca y a ciudad Serdán, este último, es el pueblo que vio nacer a mi maestro, el doctor Guillermo Hernández Flores. Al recordar gran parte de las conversaciones de este gran maestro, podré compartir dos artículos suyos que me entregó para un trabajo que hicimos juntos durante muchos años, una entrevista que a ratos perdidos veníamos construyendo, donde algunas veces él hablaba, y otras yo mismo. (Actualmente está en imprenta como libro mío).
Tres partes tiene este artículo. Primero haré una biografía sucinta del doctor Guillermo Hernández Flores. En segundo lugar, compartiré un opúsculo del doctor Guillermo Hernández Flores sobre el itinerario académico de Mauricio Beuchot, el filósofo más importante de la actualidad mexicana, a quién el doctor Guillermo Hernández guardaba mucho cariño, cuyo título es: “Mauricio Beuchot. Presencia cristiana en la filosofía mexicana”. Sobre él escribió cuatro biografías, y ésta es la más pequeña de ellas, que data del año 2003, y por lo mismo una de las más interesantes. Con la misma emoción, con la que hablaba cuando se refería a este gran filósofo, al que describía como un “limón con mucho jugo”, debido a la sabiduría que posee; ahora publico esta biografía sucinta para referirme a la pluma y la sabiduría de mi maestro sanandreseño, que ya disfruta de la sabiduría eterna en la Casa de Dios.
En tercer lugar, comparto un artículo que trata de la concepción de la filosofía del doctor Guillermo Hernández, en la cual integra la experiencia, la vida y el conocimiento de varias vertientes: el occidental, el humanismo cristiano, el Renacimiento y el pensamiento prehispánico. Esto lo hace un gran filósofo con ansia de la verdad y anhelo de libertad. Es un texto hermoso del año 2015 y que responde a muchos cuestionamientos de otros discípulos y amigos, que a menudo preguntaban cómo percibirá la filosofía nuestro gran erudito y sabio Don Guillermo Hernández Flores. La historia de este trabajo me recuerda la experiencia, que después de haber entrevistado a tres grandes pensadores mexicanos, a José Rubén Sanabria, Mauricio Beuchot y Justino Cortés, por cierto, tres entrevistas que hice por sugerencia de mi maestro. Ahora también tuve ese privilegio de oír de viva voz, su concepción de la filosofía. Y como le dije en su momento, esto podrá facilitar la lectura de sus libros, cuando los estudiosos de las humanidades y de la filosofía, lo descubran como un autor interesante para una tesis de grado académico en la universidad. Pues a muchos nos ha pasado lo que él mismo expresaba con frecuencia en un tono poético: “A veces no sabemos lo que tenemos y cuando lo perdemos, entonces sabemos lo que tuvimos. Hay que saber entonces lo que tenemos, ahora que todavía no lo perdemos”.
Como dije arriba, está en imprenta la entrevista completa de los treinta años de conversación con mi maestro. Ahora podré deleitarme al saber que los lectores, también se deleitan leyendo algunas de las disertaciones del doctor Guillermo Hernández Flores.
1). Perfil biográfico del doctor Guillermo Hernández Flores.
El doctor Guillermo Hernández Flores nació el 27 de abril de 1949 en San Andrés Chalchicomula, hoy Ciudad Serdán y murió en la ciudad de Puebla el 11 de octubre de 2020. Fue doctor en filosofía por la Universidad Gregoriana de Roma y catedrático de filosofía por más de cuarenta años en el Seminario Palafoxiano de Puebla; además profesor invitado en otras instituciones tales como la Universidad Pontificia de México, Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla, Universidad Iberoamericana de Puebla y Academia de Lenguas Clásicas Fray Alonso de la Veracruz. Conferenciante numerario en diversas instituciones; igualmente autor de numerosos libros y trabajos de investigación en las siguientes revistas: Palafoxianum, Nota bene, Semanario Koinonía, Revista Koinonía, Academia Mexicana de la Historia y Angelus. También tiene un repertorio considerable de trabajos inéditos, lo cual hace que sea un excelente humanista en el sentido estricto de la palabra: filósofo de vocación, maestro, conferenciante, sacerdote y un egregio amigo.
Escribió varios libros, la mayoría inéditos y de buena calidad. Su tesis doctoral, con la cual obtuvo Summa cum laude en la Universidad Gregoriana de Roma en 1983, está publicada en la Universidad Nacional Autónoma de México, cuyo título es: “Del circunstancialismo filosófico de José Ortega y Gasset a la filosofía mexicana de Leopoldo Zea”; igualmente publicó en la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla una de sus mayores investigaciones: “Propedéutica a la filosofía de Mauricio Beuchot” y un libro en coautoría con Juvenal Cruz Vega, publicado en la Academia de Lenguas Clásicas Fray Alonso de la Veracruz, cuyo título es: “Encuentro con Mauricio Beuchot”.
Esta academia le celebró un homenaje nacional el 31 de octubre de 2015 durante el Primer Simposio Nacional Universidad y Antigüedad ante un grupo numeroso de intelectuales de renombre nacional e internacional. Y un segundo homenaje póstumo, celebrado el 26 de marzo de 2022 en la misma academia en el marco del V Simposio Nacional Universidad y Antigüedad.
De sus obras inéditas sobresalen las siguientes: Filosofía náhuatl, Caminos del pensamiento: un ensayo bibliográfico sobre la obra de Leopoldo Zea, Ética y bioética, Decadencia de la Escolástica y Renacimiento, Antología filosófica, Migajas homiléticas: caminando en busca de la verdad, Amor a la sabiduría y pedagogía del amor. Además, escribió diversos artículos de pensadores mexicanos y temas selectos de filosofía, los cuales han sido algunos de ellos, ponencias en distintas instituciones. Por ejemplo, Conferencia magistral en el Seminario Palafoxiano de Puebla: La enseñanza de la filosofía en el Seminario, mayo, 1994; Conferencia magistral: Apuntamientos de sentido para una pedagogía de la filosofía en América Latina hacia el siglo XXI, dictada en el Círculo de estudios filosóficos Emmanuel Kant de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, 7 de agosto de 2008. También, tres conferencias dictadas, en el II, IV y V Coloquio Nacional de Humanismo, Humanidades y Hermenéutica, en la Academia de Lenguas Clásicas Fray Alonso de la Veracruz. La primera la tituló: Biografía sucinta del pensamiento de Mauricio Beuchot, en la cual presentó la conferencia magistral del doctor Mauricio Beuchot: La hermenéutica analógica, una herramienta desde la antigüedad para la actualidad. Sábado 2 de julio de 2011. La segunda conferencia la tituló: Caminos del pensamiento: un ensayo bibliográfico sobre la obra de Leopoldo Zea. 21 de junio de 2013. La tercera la tituló: El pathos de la filosofía náhuatl, 28 de junio de 2014. Dejó una obra a mitad, uno de sus mayores trabajos, sobre la historia del Seminario Palafoxiano de Puebla, de 1964 al 2020, y otro libro más, que sólo hizo el inicio de la investigación, al que tituló: Diagrama conceptual de la hermenéutica analógica.
En el contenido de su pensamiento hay un estilo interdisciplinario y un humanismo profundo; por el lado de la gramática de su obra, se ve conocimiento, claridad y sencillez; en su estilística se puede apreciar orden y elegancia, y en su filosofía se advierte el amor profundo a la metafísica, teoría del conocimiento y a la filosofía en México. Su síntesis filosófica reúne una vertiente interesante para fortalecer el diálogo filosófico con otras filosofías de México y América Latina.
2). Mauricio Beuchot. Presencia cristiana en la filosofía mexicana
A veces no sabemos lo que tenemos y cuando lo perdemos, entonces sabemos lo que tuvimos. Hay que saber entonces lo que tenemos, ahora que todavía no lo perdemos.
Mauricio Beuchot Puente es un filósofo y sacerdote dominico con una gran presencia en los medios académicos de México y cada vez más también en los del extranjero. Se trata de un hombre paradigmático en cuya vida se entrelazan, con misteriosa estrechez, la vocación humana, la vocación religiosa y la vocación filosófica. Dios y el hombre que se unen en una vida signada por el amor a la sabiduría. El Padre Mauricio y el filósofo Beuchot son, algo así, como un símbolo.
Mauricio Hardie Beuchot Puente nace el 4 de marzo de 1950 en Torreón, Coahuila. Sus padres fueron Hardie Joseph Beuchot de Saint Marín, de nacionalidad inglesa, y Martha Puente Frías. Su educación primaria la recibió en su ciudad natal en el Colegio Carlos Pereyra de los Padres Jesuitas y su educación media, media superior y superior, hasta los estudios de filosofía, con los Padres Redentoristas, primero en San Luis Potosí y luego en México. Hizo dos noviciados, uno con los mismos Redentoristas (1967-1968) y otro con los Padres Dominicos (1971-1972), donde definió su vocación religiosa y echó los cimientos de su vocación filosófica.
Su formación propiamente filosófica la inició en el Seminario Conciliar de México donde funcionaba el Instituto Superior de Estudios Eclesiásticos (ISEE) durante los años 1968- 1970; después, hizo estudios de especialización en Suiza, en la Universidad de Friburgo (1973-1974); continuó en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y terminó en el Instituto Superior Autónomo de Occidente (ISAO), hoy Universidad de Atemajac, en 1977, con una tesis de licenciatura sobre “La estructura y función de la metafísica de Aristóteles”. Posteriormente, realizó estudios de maestría y doctorado en la Universidad Iberoamericana de México (UIA). Su tesis de maestría, en 1978, fue sobre el “Análisis semiótico de la metafísica” y la de doctorado, presentada en 1980, “Sobre el problema de los universales en la filosofía analítica y en la metafísica tomista”.
Los estudios teológicos los hizo, el primer año en el Escolasticado de los Padres Jesuitas en Tlalpan, y los restantes hasta el cuarto, en el ISEE. En 1976 recibió la Ordenación Sacerdotal y comenzó su etapa de docencia e investigación.
La docencia la ha desarrollado en el Convento de Estudios de la Orden de Predicadores (1976-2002), en el Instituto Superior de Estudios Eclesiásticos (1976-1979), en la Universidad Iberoamericana (1976-1987) y desde 1979 hasta la fecha en la Universidad Nacional Autónoma de México. Su actividad de investigación la inició el mismo año, en 1979, en el Instituto de Investigaciones Filosóficas, y desde entonces hasta la fecha, en el Instituto de Investigaciones Filológicas de la misma Universidad Nacional.
Mauricio Beuchot ha recibido, por su ya larga y meritoria trayectoria en el ambiente académico y filosófico de México, numerosas y diversas distinciones, entre las que pueden contarse principalmente: Miembro de la Academia Mexicana de la Historia (1990) y de la Academia Mexicana de la Lengua (1977), Miembro activo de la Academia Mexicana de los Derechos Humanos (1998), Premio Universidad Nacional en el Área de Investigación en Humanidades (2000) y Miembro de la Academia Romana de Santo Tomás de Aquino (1999) éste último reconocimiento otorgado por el Papa Juan Pablo II. Asimismo, ha sido fundador, director y consejero de numerosísimas revistas especializadas y es miembro distinguido de, igualmente, numerosas agrupaciones y asociaciones de carácter filosófico en México y en el extranjero.
Al presente, dos de las vertientes más importantes de su actividad académica son las Jornadas de hermenéutica que organiza en la Universidad Nacional cada año y los Encuentros a nivel nacional de Investigadores del Pensamiento Novohispano que se celebran, también anualmente, en diferentes Universidades del País y en cuya organización participa. En Puebla se celebró uno en 1992.
Especial referencia hay que hacer respecto de obra escrita, que es compleja y de impresionante extensión; en este respecto, sus trabajos, entre recensiones, presentaciones, ponencias, conferencias, traducciones, prólogos, artículos, ensayos y libros, pasan ya de 900.
Su proyecto intelectual y filosófico ha sido definido por él mismo: “estudiar muy a fondo a Santo Tomás y establecer un diálogo con la filosofía contemporánea, primero con la filosofía analítica y después con la filosofía postmoderna”. Su proyecto puede llamarse vital por cuanto viene confirmado de muchas maneras a lo largo de su vida. A la postre, su filosofía, eminentemente dialógica, se trasluce en lo que ha sido su desarrollo intelectual del tomismo a la analítica y de ahí a la filosofía postmoderna a través de la hermenéutica, sin descuidar la preocupación por la filosofía novohispana, la vena vernácula que no puede dejar de estar presente en un filósofo de México.
Se aludía al principio el carácter simbólico de la personalidad de Mauricio Beuchot. Si el símbolo tiene la función de llamar la atención hacia el misterio y conectar con él, Beuchot es un símbolo. Una personalidad que no se agota en su ser de filósofo, sino que comprende, además, la del hombre cuyo horizonte último es la trascendencia, la religión. Convencido de que la existencia de la verdad es la experiencia misma de Dios, ha sido testigo de ella en ámbitos donde el agnosticismo, el ateísmo y el indiferentismo han venido deformando el sentido de la vida.
Testimonio de presencia viva de fe, símbolo del misterio que ha sido siempre la verdad eso es Mauricio Beuchot, el filósofo amigo de Minerva y el sacerdote dominico, discípulo de Jesucristo.
3). Mi concepción de la filosofía. (Dr. Guillermo Hernández Flores).
La filosofía es ansia de verdad y anhelo de libertad, por eso es una eterna búsqueda, por eso es una nostalgia de la verdadera libertad, de aquella de la que alguna vez hablara el discípulo de Trase. Siempre atractiva y jamás conquistada, por eso decía el célebre Ficino que ella era el mayor y más excelente de los bienes que había dado Dios a los hombres. Una búsqueda que es sabiduría y sin embargo es también una dulce experiencia de nostalgia, de nostalgia por lo inalcanzable.
Una búsqueda que es también ignorancia, el eterno e insaciable deseo del que habló primero Agustín y después el docto ignorante Cusino. Kant, con su analogía de la paloma, sólo nos habló de su debilidad extrema, pero el de Aquino, con la analogía de su buey mudo, la elevó hasta la posibilidad última de un cielo prometido. Alguna vez, en mi propia búsqueda, oí que nuestra lengua no era para hablar de ella y que el buho no era pariente del tecolote; pero oí también el eco de aquellos que, al decir de Sahagún, también eran sabios, que, viendo el crepúsculo de sus dioses, dijeron su última palabra en la envoltura de una lengua de canto!
«Vosotros dijisteis que nosotros no conocemos al Señor del cerca y del junto a aquel de quien es el cielo y la tierra. Dijisteis que no eran verdaderos nuestros dioses. Nueva palabra es ésta. Oíd, Señores, no la tomamos como verdad aunque os ofendamos. Nosotros sabemos a quién se debe la vida, a quien se debe el nacer, a quien se debe el crecer, cómo hay que invocar y cómo hay que rogar. Haced con nosotros lo que queráis. Esto es lo que respondemos, lo que contestamos, a vuestro aliento, a vuestra palabra, ¡Oh, Señores Nuestros!»
Hoy, nuestros dioses siguen muriendo nuestros señores nos siguen dominando; ¿Y la palabra? ¿El logos? La palabra, aunque se le desoiga, ¡Sigue viviendo! Y algo sencillo, muy sencillo, para terminar: «El pájaro manso…. Esta ha sido la experiencia de toda mi vida: ansia por la verdad anhelo de libertad; vieja, muy vieja ya, en la voz, nueva, muy nueva todavía, en la Palabra.