François Bayrou asume como primer ministro en medio de una Francia políticamente dividida
Por Luis Moreno
François Bayrou asumió este viernes como primer ministro de Francia, recibiendo el relevo de Michel Barnier en el Palacio de Matignon tras la censura parlamentaria que precipitó su salida apenas tres meses después de asumir el cargo. Bayrou, un político centrista de 73 años con décadas de experiencia, enfrenta el desafío de superar una profunda crisis política y aprobar un presupuesto que ha paralizado al país.
En un breve encuentro con su predecesor, seguido de los discursos protocolarios, Michel Barnier afirmó seguir comprometido “al servicio de los franceses”. Por su parte, Bayrou reconoció la gravedad del momento: “Nadie conoce mejor que yo la dificultad de la situación. Nuestra prioridad será ofrecer oportunidades a quienes no las tienen”.
El nombramiento de Bayrou representa la cuarta apuesta del presidente Emmanuel Macron por estabilizar su gobierno en un año marcado por la turbulencia política. Sucesor de tres primeros ministros –Elisabeth Borne, Gabriel Attal y Michel Barnier–, Bayrou deberá lidiar con un Parlamento dividido, donde el partido centrista de Macron no tiene mayoría.
Apoyo limitado y oposición latente
El nuevo primer ministro ha recibido el respaldo de Gabriel Attal, uno de sus predecesores, pero tanto la izquierda como la extrema derecha mantienen su escepticismo. Jordan Bardella, líder de Agrupación Nacional, descartó una censura inmediata pero advirtió que su partido seguirá atento al manejo presupuestario. Marine Le Pen, jefa del bloque parlamentario del mismo partido, instó a Bayrou a “escuchar a la oposición para construir un presupuesto razonable”.
Desde la izquierda, el rechazo es más enérgico. Mathilde Panot, líder de Francia Insumisa, aseguró que su bancada impulsará una moción de censura, calificando la designación de Bayrou como un intento desesperado por prolongar la agonía del gobierno. Fabien Roussel, del Partido Comunista, mostró disposición a dialogar bajo la condición de que Macron no recurra al controvertido artículo 49.3 para aprobar leyes por decreto.
Un político veterano en una encrucijada
François Bayrou cuenta con una trayectoria política destacada. Tres veces candidato presidencial, fue ministro de Educación en gobiernos de Mitterrand y Chirac, y apoyó a Macron en su ascenso en 2017. Sin embargo, su carrera no ha estado exenta de polémicas: en 2017 renunció como ministro de Justicia tras un escándalo por supuesta malversación de fondos europeos, aunque fue absuelto este año.
Su experiencia será clave para intentar desbloquear la aprobación del presupuesto de 2025, un trámite urgente y complicado. Bayrou deberá presentar el proyecto antes del 21 de diciembre para evitar que el gobierno dependa de una ley de continuidad fiscal, que limitaría el gasto al nivel de 2024.
El peso del presupuesto y la incertidumbre
El presupuesto fue la causa de la caída de Michel Barnier, quien intentó imponer un plan que incluía aumentos fiscales de 60.000 millones de euros, provocando una inusual alianza entre izquierda y derecha para censurarlo. Ahora, Bayrou deberá encontrar consensos en un Parlamento donde las posiciones están profundamente polarizadas.
En su primer discurso como primer ministro, Bayrou citó al expresidente François Mitterrand: “Por fin los problemas están comenzando”. Sus palabras reflejan la magnitud de los retos que enfrenta, en un contexto donde su éxito o fracaso podría determinar la viabilidad del mandato de Macron hasta 2027.
El presidente Macron, por su parte, ha pedido a los legisladores “actuar al servicio del pueblo francés” y superar el bloqueo político. Sin embargo, el camino para Bayrou se perfila como una cuerda floja, donde cada paso será decisivo para la estabilidad del gobierno y la dirección política de Francia.