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Fallece Françoise Hardy, la voz melancólica de la música francesa

Françoise Hardy, la icónica cantante y compositora francesa, falleció hoy a los 80 años, dejando un legado imborrable en la historia de la música. Hardy, conocida por su profunda autocrítica, rara vez estaba satisfecha con su propio trabajo, prefiriendo admirar las canciones de otros artistas. Este riguroso autoexamen hizo que muy pocos de sus discos pasaran su criba personal, incluso aquellos más elaborados que grabó a finales de los años sesenta y en los setenta. Sin embargo, el tiempo ha demostrado que sus juicios eran demasiado severos, ya que varios de sus álbumes aún suenan frescos décadas después y han influido a numerosos artistas.

A lo largo de su carrera, Hardy supo renovarse y conectar con las sensibilidades de cada época. Desde el yeyé de sus inicios hasta el rock guitarrero de los noventa, su capacidad para adaptarse permaneció intacta, aunque sus mayores éxitos los consiguió hace medio siglo. Varias de sus canciones forman parte de la memoria colectiva, dejando una huella profunda en la cultura musical francesa.

Nacida el 17 de enero de 1944 en París, Hardy se convirtió en un ícono de la música francesa en la década de los sesenta con su estilo distintivo y su voz melancólica. A pesar de su éxito, siempre se sintió más atraída por las canciones de otros que por las suyas propias. A lo largo de su carrera, se dedicó al estudio y la divulgación de la astrología, buscando respuestas a su angustia en lo sobrenatural desde una edad temprana.

El amor de su vida fue el también cantante Jacques Dutronc. “Lo que debía ocurrir, ocurrió”, escribió sobre su relación con Dutronc, describiendo su atracción no solo por sus ojos azul pálido, sino por su personalidad provocadora y enigmática. Juntos, aunque con altibajos, compartieron su vida desde finales de los sesenta hasta principios de los 2000 y tuvieron un hijo, Thomas Dutronc, quien es hoy un reconocido guitarrista.

Hardy nunca fue una artista politizada. En sus memorias, recordó su juventud con una “conciencia política nula” y admitió haber pasado de largo del feminismo. No obstante, defendió fervientemente la legalización de la eutanasia. En una entrevista con EL PAÍS en 2018, tras publicar su último disco, declaró: “Toda mi música es triste, pero esta vez lo es un poco menos… Sé que me queda poco tiempo. Diez años, como mucho. No me da miedo la muerte. Lo que temo es el sufrimiento físico”.

En 2022, Hardy habló sobre los efectos devastadores de sus 45 radioterapias en la cadena RTL: “La ausencia definitiva de saliva y la falta de irrigación del cráneo y de toda la zona otorrinolaringológica han hecho de mi vida una pesadilla”. En diciembre de ese año, publicó una carta abierta al presidente Emmanuel Macron, pidiendo empatía y la legalización de la eutanasia para los enfermos terminales. Sin embargo, la disolución de la Asamblea Nacional, anunciada recientemente por Macron, ha frustrado la adopción de esta ley.

Françoise Hardy deja un legado de música inolvidable y una lucha incansable por el derecho a una muerte digna. Su vida y obra continúan siendo una fuente de inspiración y reflexión para muchos, marcando para siempre la historia de la música francesa.

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