Internacional

Fallece Alberto Fujimori a los 86 años tras larga batalla contra el cáncer

Por Luis Moreno

El expresidente de Perú, Alberto Fujimori, falleció este martes a los 86 años de edad, tras una larga batalla contra el cáncer, informó su hija, Keiko Fujimori, a través de la plataforma X (anteriormente conocida como Twitter). «Pedimos a quienes lo apreciaron nos acompañen con una oración por el eterno descanso de su alma. ¡Gracias por tanto, papá! Keiko, Hiro, Sachie y Kenji Fujimori», publicó la excandidata presidencial en un emotivo mensaje.

Fujimori, quien gobernó Perú entre 1990 y 2000, fue una figura política polémica, tanto por las reformas económicas que impulsó en su primer mandato, como por los casos de violaciones a los derechos humanos y corrupción que empañaron su legado. En 2009, fue condenado a 25 años de prisión por su responsabilidad en el asesinato de 25 personas en los casos conocidos como «Barrios Altos» y «La Cantuta», perpetrados por el grupo paramilitar Colina en 1991 y 1992, respectivamente.

La trayectoria de un expresidente marcado por escándalos y sentencias

Alberto Fujimori nació el 28 de julio de 1938 en Lima, en el seno de una familia de inmigrantes japoneses. Su llegada a la presidencia en 1990, tras derrotar en segunda vuelta al reconocido escritor Mario Vargas Llosa, representó una sorpresa para muchos. Durante sus primeros años, Fujimori logró estabilizar la economía peruana, gravemente afectada por la hiperinflación y la crisis económica que asolaba al país. Implementó reformas estructurales que dieron lugar a lo que se conoce como el «Fujishock», un paquete de medidas que, aunque dolorosas, lograron contener la crisis económica y sentaron las bases para el crecimiento de los años siguientes.

No obstante, su gobierno no estuvo exento de controversias. A partir de 1992, la administración de Fujimori adoptó una postura más autoritaria, que culminó con el autogolpe de Estado del 5 de abril de ese año, cuando disolvió el Congreso y asumió poderes extraordinarios. Este golpe, inicialmente apoyado por gran parte de la población debido a la lucha contra el terrorismo y el grupo insurgente Sendero Luminoso, marcó el inicio de un periodo de violaciones sistemáticas a los derechos humanos.

En diciembre de 2000, en medio de una creciente presión política y tras la divulgación de una serie de videos que mostraban a su asesor, Vladimiro Montesinos, sobornando a políticos y empresarios, Fujimori huyó a Japón y presentó su renuncia por fax desde Tokio. Sin embargo, en 2005, fue arrestado en Chile y extraditado a Perú en 2007 para enfrentar cargos de corrupción y violaciones a los derechos humanos. En 2009, fue condenado a 25 años de prisión por su responsabilidad en las matanzas de «Barrios Altos» y «La Cantuta», así como por el secuestro del periodista Gustavo Gorriti y el empresario Samuel Dyer.

Además de esta sentencia, Fujimori recibió otras condenas por corrupción. En 2009, la Corte Suprema de Perú lo encontró culpable de apropiación de fondos públicos y le impuso una pena de siete años y medio. Durante su gobierno, se descubrió que había desviado 15 millones de dólares del erario público para sobornar a Vladimiro Montesinos, su influyente asesor.

Su excarcelación y los últimos años

A pesar de las graves condenas en su contra, Alberto Fujimori fue indultado en diciembre de 2017 por el entonces presidente Pedro Pablo Kuczynski, quien alegó razones humanitarias debido al delicado estado de salud del exmandatario. Sin embargo, en octubre de 2018, el Tribunal Supremo anuló el indulto y ordenó que Fujimori regresara a prisión. Posteriormente, en marzo de 2022, el Tribunal Constitucional restableció el indulto, permitiendo que el expresidente fuera liberado nuevamente.

En diciembre de 2023, tras más de una década de encarcelamiento, el expresidente fue liberado por disposición del Tribunal Constitucional, un fallo que provocó una amplia controversia y fue duramente criticado por organizaciones de derechos humanos, incluidas las Naciones Unidas. Durante sus últimos años, Fujimori, debilitado por su enfermedad, se mantuvo bajo cuidados médicos y vivió en la residencia de su hija Keiko.

Tras su excarcelación, Fujimori trató de reconstruir su imagen pública. Lanzó un pódcast en el que narraba episodios de su mandato sin ofrecer disculpas por las violaciones a los derechos humanos ni los casos de corrupción que lo marcaron. Incluso, el expresidente encontró en las redes sociales, como TikTok, una plataforma para llegar a un público más joven, acumulando miles de seguidores.

A pesar de su deteriorado estado de salud, Alberto Fujimori continuó siendo una figura divisiva en la política peruana. Mientras una parte de la población lo recordaba como el hombre que derrotó al terrorismo y estabilizó la economía, otros lo consideraban un dictador responsable de graves crímenes contra la humanidad.

Un legado controvertido

Con su fallecimiento, se cierra un capítulo en la historia de Perú. Alberto Fujimori deja un legado profundamente polarizador. Aunque muchos de sus seguidores destacan sus logros en la lucha contra el terrorismo y la crisis económica, su administración también está marcada por graves abusos, corrupción y la violación de derechos fundamentales.

El expresidente peruano será recordado por las decisiones que tomaron su gobierno en momentos críticos, pero también por las graves consecuencias que estas trajeron para el país. Su figura seguirá siendo motivo de debate en la política peruana, y su familia, en particular su hija Keiko Fujimori, sigue siendo un actor relevante en el escenario político de Perú.

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