El Día de la Candelaria: Una Tradición que Resiste el Paso del Tiempo y Sigue Evolucionando
Por Patricia Moreno Sánchez
El Día de la Candelaria, celebrado el 2 de febrero, es una de las festividades más queridas y representativas de México, no solo por su profundo significado religioso, sino por la manera en que se ha mantenido viva a lo largo de los siglos, fusionando tradiciones prehispánicas y coloniales con las costumbres contemporáneas. Esta celebración no solo honra la purificación de la Virgen María, sino que también es una muestra de la riqueza cultural y religiosa que define la identidad mexicana.
De acuerdo con María Angélica Galicia Gordillo, investigadora del Instituto de Investigaciones Antropológicas de la UNAM, la perdurabilidad de esta festividad se debe a su capacidad para adaptarse y evolucionar con el tiempo. La conmemoración del Día de la Candelaria tiene sus raíces en la época colonial, cuando los frailes españoles hicieron coincidir el festejo de la Virgen María con rituales prehispánicos. Galicia explica que en la cosmovisión indígena mesoamericana, el 2 de febrero coincidía con el inicio de la temporada de siembra, lo que dio lugar a una fusión de rituales. Mientras en España se celebraba la purificación de la Virgen, en México se incorporaron tradiciones relacionadas con el maíz, como la ofrenda y la bendición de los cultivos. De esta manera, los elementos prehispánicos y católicos se unieron en una sola festividad, dando origen a lo que hoy conocemos como el Día de la Candelaria.
El acto central de la festividad es llevar al Niño Dios a la iglesia para ser bendecido, un acto que recuerda los 40 días de la purificación de la Virgen María después del nacimiento de Jesús. Sin embargo, el aspecto cultural que más destaca de esta fecha es la tradición de la «tamalada», una reunión familiar en la que se comparten tamales de diversos sabores, desde los clásicos de pollo, cerdo o frijoles, hasta los más innovadores. Según la Confederación Nacional de Cámaras de Comercio, Servicios y Turismo, en 2025 se estima que la derrama económica por el Día de la Candelaria superará los 1,500 millones de pesos a nivel nacional, lo que refleja el impacto de esta festividad tanto en el ámbito religioso como económico.
La venta de tamales en el contexto de esta celebración tiene una explicación histórica. María Angélica Galicia destaca que los frailes mendicantes permitieron que los pueblos indígenas continuaran con sus cultos, pero sin los sacrificios humanos. En lugar de realizar rituales sangrientos, la comida se convirtió en el centro de la celebración. De esta manera, los tamales, que son elaborados con hojas de maíz, se integraron como un platillo representativo de la festividad. Según la investigadora, en la época colonial, la creación del «pan circular» en forma de rosca, que simbolizaba la corona de los Reyes Magos, evolucionó hacia la tradición de comer tamales, una de las comidas más difundidas y unificadoras del país.
La influencia de la cultura prehispánica es también un aspecto crucial en la celebración del Día de la Candelaria. Arturo Cardoso, sociólogo e historiador de la FES Acatlán, señala que en el México prehispánico se celebraba el principio del Atlcahualo, una fiesta dedicada al inicio de la temporada de siembra del maíz, en la que se rendía tributo a los dioses Tláloc y Chachitlicuetl. Con la llegada de la evangelización durante el virreinato, este ritual se fusionó con el Día de la Candelaria, y el acto de bendecir los maíces se transformó en la tradición de comer tamales. La festividad, que inicialmente era un rito agrícola, se convirtió en una celebración religiosa con una fuerte identidad cultural.
En la actualidad, la tradición de vestir al Niño Dios se ha transformado en uno de los elementos más distintivos del Día de la Candelaria. Según la antropóloga Katia Perdigón, esta costumbre tiene sus orígenes en el virreinato, cuando las monjas vestían al Niño Jesús para presentarlo en la iglesia. Hoy en día, el Niño Dios se viste con una variedad de atuendos que van desde los más tradicionales, como ropas de pastores, hasta los más modernos, como trajes de motociclista o bombero, lo que ha generado tanto admiración como controversia entre los devotos.
A nivel económico, el Día de la Candelaria representa un importante motor de consumo en el país. De acuerdo con el Directorio Estadístico Nacional de Unidades Económicas del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), en 2023 existían más de 13,000 negocios dedicados a la producción y venta de tamales en México, lo que refleja un crecimiento significativo en los últimos años. Esta tendencia es un claro indicador de cómo la festividad sigue generando una gran demanda tanto a nivel local como nacional.
Sin embargo, a pesar de su popularidad, el 2 de febrero no es un día festivo oficial según la Ley Federal del Trabajo. Aunque muchas familias celebran el Día de la Candelaria con tamales y otras tradiciones, los trabajadores no tienen derecho a un día de descanso obligatorio, a menos que su empresa lo disponga internamente. En este sentido, el lunes 3 de febrero será el primer día feriado oficial del año, debido a la conmemoración del aniversario de la promulgación de la Constitución de 1917. Para quienes trabajen este lunes, las empresas están obligadas a pagar una compensación económica adicional.
En conclusión, el Día de la Candelaria es una de las festividades más ricas en significado cultural y religioso en México, con una historia que refleja la fusión de culturas indígenas y europeas. A lo largo de los siglos, ha evolucionado, adaptándose a los tiempos y circunstancias, pero manteniendo siempre su esencia: la celebración de la vida, la luz y la unidad familiar a través de las tradiciones, los tamales y la devoción al Niño Dios. Esta festividad, con su historia única, sigue siendo una de las más esperadas y celebradas en todo el país.