Doble cielo amoroso.
Por Ricardo Caballero de la Rosa
También con líneas de luz forma parte de la vida la tristeza. Con ella coexiste el deseo, el cuerpo, el amante, la amante, las estrellas tiritando. Abrazo y soy dos. Nos abrazamos en uno.
Cada día se es más triste, pero se instala con este aletargamiento la voz voraz del cuerpo amante que impele a buscar gloria. Lentamente se hace espejo y rápidamente se hace espuma que eleva órganos al paraíso. Abandono y entrega se hacen socios. Y hacen recordar siempre a alguien, desear con la sapiencia y lentitud del gato, traer y atraer a esa persona que te abrazó, te besó y te hizo sentir ser humano, entre encuentros de almas. Un depósito andante de fe, de roces, voces, oscuridades delatoras. Depósito de abrazos, inteligencia, acercamiento. Quizá por eso duele recordar con tristeza, amando al mismo tiempo con la crueldad de la muerte que se anuncia en amor. Porque alguien te dio luz, otra u otro la revivió, al actualizar pena y suerte. Somos huracanes que al sufrir vivimos el cuerpo caliente del amado, de la amada, del transportador al cielo nunca visto pero sentido, el doble cielo amoroso.
Esa misma luz de luna y sol iguala tristezas y dispersa en nuestros corazones la energía de vida. Iguala amores. Nuestras lágrimas hacen ríos y llegan a esa mar que cubre las distancias entre el mejor amor y la mejor dolencia. Creo que estoy hecho de dolor y alegría fundidos en brazos de mamá. Pero también en brazos del hombre y la mujer. En brazos del rito y la oración, el instante y el infinito.
También me entristecen las partidas. Ellas avanzan los amores, los sabores y besos suspendidos. Luego descubren muchas razones que no entendemos pero que nos enseñan a hacer. Muchas veces a pensar y dárnoslo a cuenta que la vida es un volcán en cuyas erupciones vamos calentando los momentos y dejando que enfríen para dejarlos incólumes y abrazarlos.
¡Amar con la tristeza cierta y el firmamento ardiente es la disputa del paraíso que se presenta en tu controvertido cuerpo de amante, doble cielo amoroso!
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