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Descubrimiento arqueológico en la cueva de Tlayócoc, Guerrero: hallazgo de piezas prehispánicas en un pasaje sumergido

Por Luis Moreno

En el otoño de 2023, el joven guía Adrián Beltrán Dimas y la espeleóloga rusa Yekaterina Katiya Pavlova realizaron una expedición en la cueva de Tlayócoc, ubicada en la sierra de Guerrero, con el objetivo de continuar el mapeo realizado por Pavlova en los últimos años. Durante su exploración, decidieron adentrarse en un pasaje sumergido, desconocido hasta ese momento, que los condujo a una sala inesperada. Allí encontraron un contexto arqueológico de gran relevancia, con objetos que datan del periodo Posclásico (950-1521 d.C.).

Entre los objetos descubiertos, se encontraron tres brazaletes de concha con motivos grabados, una concha de caracol gigante, fragmentos de discos de piedra negra similares a los espejos de pirita, y otros artefactos que han sido rescatados y resguardados por las autoridades ejidales y el comité de vigilancia local, para evitar su saqueo.

El hallazgo fue reportado a las autoridades, y en marzo de 2024, especialistas del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), encabezados por Cuauhtémoc Reyes Álvarez y Miguel Pérez Negrete, realizaron una inspección en la cueva para registrar y estudiar las piezas. Entre los hallazgos, se encontró que las estalagmitas dentro de la cueva fueron modificadas en tiempos prehispánicos, lo que sugiere su importancia ritual.

Los objetos encontrados incluyen tres brazaletes de concha, fragmentos de pulseras, discos de piedra y una concha de caracol gigante. Los brazaletes presentan figuras antropomorfas y símbolos geométricos, como líneas en zigzag y círculos, que podrían estar relacionados con la cosmogonía de las culturas prehispánicas de la región. Además, los discos de piedra, de alrededor de 9.5 centímetros de diámetro, tienen minúsculas perforaciones en sus extremos, lo que indica que fueron utilizados en algún tipo de ritual.

El INAH, con la colaboración de Pavlova, quien facilitó las fotografías y mapas de la cueva, continúa con el análisis y la difusión del hallazgo. Este descubrimiento es fundamental para entender las creencias, la manufactura y las redes comerciales de las sociedades prehispánicas asentadas en la región de Guerrero, en particular la etnia extinta de los tlacotepehuas, quienes habitaron la zona durante el periodo Posclásico.

Los arqueólogos creen que las piezas encontradas podrían estar relacionadas con la cosmogonía prehispánica, específicamente con la creación y la fertilidad, debido a los símbolos presentes en los brazaletes y la ubicación misma de la cueva, considerada como un espacio sagrado o inframundo.

Este hallazgo también marca el inicio de una campaña del INAH para promover la preservación del patrimonio biocultural en Carrizal de Bravo, una comunidad con poca documentación histórica. Se espera que, en colaboración con la comunidad local, se puedan llevar a cabo estudios sobre la conservación de las piezas y se fortalezcan los esfuerzos de protección del patrimonio arqueológico de la región.

Las autoridades comunitarias de Carrizal de Bravo ahora custodian los objetos hallados, que ya han sido registrados en las bases de datos del INAH, y se espera que en el futuro se realicen más investigaciones para profundizar en el estudio de esta cueva y sus contenidos arqueológicos.

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