Cumbre Iberoamericana en Ecuador marcada por ausencias, protestas y tensiones políticas
Por Luis Moreno
La 29ª Cumbre Iberoamericana, celebrada en Cuenca, Ecuador, se vio profundamente afectada por la notable ausencia de la mayoría de los 22 jefes de Estado convocados, lo que ha generado cuestionamientos sobre su relevancia y efectividad. El encuentro, que inició el 13 de noviembre, se redujo a la presencia del rey Felipe VI de España y el presidente de Portugal, Marcelo Rebelo de Sousa, mientras que varios mandatarios, como el presidente de Paraguay, Santiago Peña, y otros líderes latinoamericanos, cancelaron su participación en el último minuto.
Las ausencias se atribuyen a diversos factores, incluyendo el creciente malestar por la situación política y social de Ecuador, así como problemas de seguridad y crisis energética en el país. En un comunicado, embajadores de los países ausentes señalaron tres temas clave que no fueron considerados por la cancillería ecuatoriana: el asalto a la embajada de México en Quito, la creciente inseguridad en el país, y la grave crisis energética que obliga a cortes de electricidad de hasta 12 horas diarias. Estos elementos han exacerbado las tensiones y generado incertidumbre respecto a la capacidad de Ecuador para organizar una cumbre exitosa.
Las críticas también surgieron dentro de la misma región, donde varios expresidentes conservadores condenaron la suspensión de la vicepresidenta ecuatoriana, Verónica Abad, y pidieron la intervención de la Organización de Estados Americanos (OEA) ante lo que consideran una amenaza a la democracia ecuatoriana.
La cumbre se vio además marcada por protestas sociales. Un grupo de 70 organizaciones sociales, que se autodenominó «Contracumbre», protestó en las calles de Cuenca, exigiendo cambios en las políticas sociales y mineras del gobierno de Daniel Noboa. Las manifestaciones incluyeron marchas y ceremonias indígenas, durante las cuales se denunciaron las políticas gubernamentales y se demandó una mayor atención a la crisis energética y la violencia en el país.
En medio de este clima tenso, el rey Felipe VI destacó la importancia de la cooperación internacional y de buscar soluciones conjuntas para los retos geopolíticos y económicos que enfrenta la región. España, cuya relación con varios países latinoamericanos ha sido tensa en los últimos meses, ha centrado parte de su discurso en reforzar la unidad de la comunidad iberoamericana y en combatir la polarización.
A pesar de la baja participación y las críticas, el encuentro también sirvió para discutir temas cruciales como la migración, el cambio climático y las tensiones políticas, con un enfoque particular en el regreso de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos y la reelección de Nicolás Maduro en Venezuela.
El evento concluye con una foto oficial y una declaración final, que se espera sirva para consolidar los compromisos de la comunidad iberoamericana, aunque el bajo nivel de asistencia y el escenario político complejo plantean serias dudas sobre el impacto real de la cumbre en la región.