Corea del Norte dinamita conexiones terrestres con Corea del Sur en un nuevo episodio de tensiones
Por Luis Moreno
Corea del Norte voló con explosivos varios tramos de carreteras y líneas ferroviarias que la conectaban con Corea del Sur, en una acción que marca un punto de no retorno en las ya deterioradas relaciones entre ambos países. Estas vías, construidas en momentos de acercamiento con miras a una futura reunificación, nunca llegaron a utilizarse y se ubican en la zona altamente militarizada al norte de la frontera intercoreana.
El Estado Mayor Conjunto de Corea del Sur (JCS) informó que, como respuesta, sus fuerzas armadas emitieron disparos de advertencia en el área de la Línea de Demarcación Militar. La destrucción de las conexiones terrestres se produce en un clima de creciente tensión, alimentado por mutuas acusaciones entre ambos países.
La hermana del líder norcoreano, Kim Yo Jong, acusó a Corea del Sur de enviar drones con propaganda sobre el territorio norcoreano y advirtió que el país vecino “pagará un alto precio” por tales acciones. Las autoridades de Seúl no han confirmado ni desmentido esta acusación, indicando que podrían ser organizaciones civiles las responsables de la iniciativa.
Kim Jong-un ha señalado en reiteradas ocasiones su intención de reforzar la frontera y cortar cualquier tipo de contacto con el Sur, postura que marca un giro en comparación con la política de reunificación que sus predecesores defendieron. A principios de este año, el líder norcoreano anunció el abandono oficial de los ideales de reunificación, declarando a Corea del Sur como un enemigo permanente.
Imágenes satelitales difundidas por el ejército surcoreano mostraron columnas de humo y maquinaria pesada trabajando en Kaesong, en el lado norte de la frontera. Las rutas destruidas, como las líneas de Gyeongui y Donghae, fueron financiadas en su mayoría con fondos de Corea del Sur, sumando aproximadamente 132 millones de dólares, según el Ministerio de Unificación surcoreano.
Reacciones y medidas de Corea del Sur
En Seúl, el portavoz del Ministerio de Unificación, Koo Byoung-sam, condenó enérgicamente la destrucción de estas infraestructuras, calificándola como “una medida altamente anormal y regresiva”. El ministerio anunció que está evaluando posibles respuestas legales y diplomáticas ante lo que considera una violación de los acuerdos intercoreanos.
Por su parte, el gobierno local de la provincia surcoreana de Gyeonggi, que comparte frontera con el Norte, desplegó fuerzas especiales para evitar el envío de panfletos hacia Corea del Norte, actividad que ha contribuido a las tensiones en el pasado.
La estrategia de Corea del Norte
La reciente destrucción de las infraestructuras se enmarca en la política de Corea del Norte de consolidar un sistema de “dos Estados”, renunciando a la unificación de la península. Este enfoque responde al cambio de estrategia de Kim Jong-un, quien ha priorizado la consolidación de su poder interno y el fortalecimiento de las defensas fronterizas, dejando de lado los intentos de negociación con Seúl y enfocándose en las relaciones bilaterales directas con Estados Unidos.
En 2020, Pionyang ya había destruido la oficina de enlace intercoreana, otro proyecto construido con fondos surcoreanos, tras la cancelación de las negociaciones nucleares con Estados Unidos. Este patrón de destrucción de infraestructuras y el refuerzo de las defensas fronterizas refleja una postura agresiva y una nueva estrategia por parte del régimen norcoreano en su relación con el Sur.
La escalada de tensiones podría tener repercusiones graves en la región, donde ambos países permanecen en un estado técnico de guerra desde el conflicto de 1950-53, que terminó en un armisticio sin un tratado de paz definitivo.