Asesinato del sacerdote Marcelo Pérez Pérez sacude a Chiapas: Presidenta Sheinbaum condena el crimen y anuncia investigación
Por Luis Moreno
El asesinato del sacerdote Marcelo Pérez Pérez, ocurrido el domingo 20 de octubre en San Cristóbal de las Casas, Chiapas, ha generado indignación a nivel nacional. La presidenta de México, Claudia Sheinbaum Pardo, lamentó y condenó el hecho durante la conferencia matutina del lunes 21 de octubre. “Se está haciendo la investigación”, aseguró desde Palacio Nacional, destacando que su gobierno trabaja en coordinación con las autoridades locales y eclesiásticas para esclarecer el crimen y garantizar que no quede impune.
Sheinbaum informó que desde el domingo la secretaria de Gobernación, Rosa Icela Rodríguez, estuvo en comunicación con el gobierno de Chiapas y con la Diócesis local. En este sentido, la mandataria federal advirtió que se reuniría con el gobernador saliente, Rutilio Escandón, y el entrante, Eduardo Ramírez Aguilar, para afinar una estrategia de seguridad en el estado. Además, recordó que desde su gira en Yucatán había dado instrucciones para que la investigación iniciara de inmediato.
Por su parte, Rosa Icela Rodríguez expresó en redes sociales su solidaridad con la comunidad católica y reafirmó el compromiso del Gobierno de México de que no habrá impunidad en este caso. “Lamentamos los acontecimientos en los que perdió la vida el padre Marcelo Pérez Pérez”, escribió la titular de la Secretaría de Gobernación.
Un activista bajo amenaza
El padre Marcelo Pérez Pérez, originario de la comunidad tzotzil y activista por los derechos de los pueblos indígenas, había sido una figura clave en la exigencia de paz en Chiapas, participando activamente en marchas y movilizaciones para reclamar justicia y seguridad en la región. Desde hace casi una década, Pérez Pérez había sido objeto de amenazas por parte de grupos criminales, por lo que contaba con una orden de protección de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH). Sin embargo, en el momento del ataque, viajaba solo en su camioneta Ford Titanium después de oficiar misa en el barrio de Cuxtitali.
Testigos informaron que dos personas a bordo de una motocicleta se acercaron al vehículo del sacerdote y abrieron fuego. A pesar de la rápida llegada de ciudadanos y paramédicos al lugar, Pérez Pérez ya no mostraba signos vitales. La Compañía de Jesús condenó el asesinato y exigió a las autoridades de los tres niveles de gobierno actuar con celeridad para esclarecer los hechos, al tiempo que hizo un llamado a proteger a las comunidades chiapanecas, constantemente asediadas por el crimen organizado.
En una reciente entrevista con El Heraldo de Chiapas, el sacerdote había revelado que su vida estaba en constante peligro debido a las denuncias que realizaba sobre la violencia en la región. “En Simojovel le pusieron precio a mi vida: 150 mil, 400 mil, un millón de pesos, pero vivimos bajo la protección de Dios”, confesó Pérez Pérez.
Investigación en curso
La Fiscalía General del Estado (FGE) de Chiapas confirmó el asesinato del sacerdote y activista, detallando que las investigaciones ya están en marcha para identificar a los responsables del atentado. El gobierno federal también evalúa si será necesario que la Fiscalía General de la República atraiga el caso para fortalecer las indagaciones.
En su mensaje, Sheinbaum subrayó que se están tomando medidas tanto en el ámbito social como en el de seguridad para atender la crisis en Chiapas. “Estamos trabajando en dos áreas: una intervención social de apoyo y atención a las causas, y por otro lado, investigación e inteligencia para poder hacer las detenciones”, aseguró la presidenta.
Este crimen ha puesto de nuevo en el foco la situación de violencia e inseguridad que afecta a varias regiones del estado de Chiapas, donde líderes comunitarios y religiosos han sido víctimas de ataques y amenazas en medio del creciente control de grupos delictivos en la zona.
El asesinato del padre Marcelo Pérez Pérez, defensor de los derechos de los pueblos indígenas y promotor de la paz, ha dejado una profunda consternación entre sus feligreses y comunidades cercanas, quienes esperan justicia para quien dedicó su vida a la defensa de los más vulnerables.