Acompañamiento comunitario y enfoque multidisciplinario: Lecciones clave tras los sismos de 2017
Por Luis Moreno
El sismo de 2017, con una magnitud de 7.1, dejó una profunda huella en la historia reciente de México. Su coincidencia en fecha con el terremoto de 1985 lo convirtió en un recordatorio del impacto de estos desastres naturales en el país, y de la importancia de preservar el patrimonio cultural como símbolo de resiliencia.
A siete años de los sismos y cinco desde la implementación del Programa Nacional de Reconstrucción (PNR), autoridades de la Secretaría de Cultura y del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) compartieron los aprendizajes obtenidos en la restauración del patrimonio afectado. Este esfuerzo ha representado uno de los mayores retos en materia de conservación cultural en México.
Durante el foro “Intercambio de experiencias del Programa Nacional de Reconstrucción. Reconstruyendo esperanza”, celebrado en el Pabellón Cultural del Jardín Escénico del Bosque de Chapultepec, la secretaria de Cultura, Alejandra Frausto Guerrero, y el director del INAH, Diego Prieto Hernández, destacaron el avance del 95% en la restauración de 3,269 inmuebles patrimoniales dañados en 11 estados.
Frausto Guerrero enfatizó que la restauración está cerca de su culminación, con la meta de concluir hacia el 30 de septiembre de 2024. Mientras tanto, Prieto Hernández subrayó la importancia de la colaboración multidisciplinaria y el papel de las comunidades locales en el proceso de reconstrucción. Resaltó que, antes de este programa, las acciones solían ser fragmentadas, con arqueólogos, arquitectos y antropólogos trabajando de manera independiente. Sin embargo, la reconstrucción tras los sismos de 2017 ha sido un ejemplo de integración entre disciplinas.
Un aspecto clave en este proceso ha sido el diálogo con las comunidades afectadas, muchas de las cuales, tras recibir apoyos económicos, optaron por demoler viviendas y templos vernáculos en lugar de restaurarlos, lo que llevó a la pérdida de valiosa arquitectura tradicional en regiones como Oaxaca, Guerrero y Chiapas. A pesar de estas dificultades, Prieto recordó casos como el de Joquicingo, Estado de México, donde los habitantes se organizaron para preservar una casa histórica vinculada a Emiliano Zapata.
El foro, organizado por la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (Sedatu), continuará hasta el 13 de septiembre y contará con la participación de diversas instituciones como la Secretaría de Salud, la Comisión Nacional de Vivienda y el Instituto Mexicano del Seguro Social. También intervendrán especialistas del INAH en temas de conservación del patrimonio cultural y monumentos históricos, quienes compartirán sus experiencias en los trabajos de restauración realizados en entidades como Puebla, Estado de México y Tlaxcala.
Estos esfuerzos reafirman la capacidad de México para enfrentar adversidades y continuar preservando su valioso patrimonio cultural para las generaciones futuras.