Baja probabilidad de colisión de asteroide con la Tierra, pero requiere monitoreo constante
Por Luis Moreno
La posibilidad de que el asteroide 2024 YR4 colisione con la Tierra es baja, de apenas 1.5 %, pero su trayectoria podría modificarse en los próximos años, por lo que su vigilancia es esencial, señaló Guadalupe Cordero Tercero, investigadora del Instituto de Geofísica de la UNAM.
De acuerdo con la experta, superar el 1 % de probabilidad de impacto es suficiente para encender las alertas y analizar con precisión las características y desplazamiento del objeto en los años venideros. En este contexto, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) ha activado el Protocolo de Seguridad Planetaria, ya que aunque no se considera una amenaza inminente para el 22 de diciembre de 2032, es necesario su monitoreo permanente.
Estrategias de prevención y monitoreo
Con el objetivo de evitar un posible impacto, la ONU ha implementado la Red Internacional de Alerta de Asteroides y el Grupo Asesor de Planificación de Misiones Espaciales, coordinados por la NASA y la Agencia Espacial Europea. Estas entidades analizan diversas estrategias para desviar la trayectoria del asteroide, cuyo diámetro se estima entre 40 y 100 metros y que fue descubierto en diciembre de 2023.
Una de las opciones consideradas es el uso de una nave espacial para alterar su curso, como se hizo en 2022 con la misión DART de la NASA, la cual demostró que es posible modificar la trayectoria de un asteroide mediante impacto cinético.
¿Qué son los asteroides y por qué es importante estudiarlos?
Los asteroides son cuerpos rocosos que orbitan el Sol y constituyen remanentes de la formación del Sistema Solar. Su estudio permite identificar posibles riesgos y diseñar estrategias de defensa planetaria. Cordero Tercero destacó la importancia de identificar asteroides cercanos de entre 140 metros y un kilómetro, así como de analizar su trayectoria.
Actualmente, se han identificado más de un millón y medio de asteroides en el Sistema Solar, clasificados en 26 tipos distintos. Los más abundantes son los tipos S y C; los primeros contienen componentes metálicos, mientras que los segundos son más primitivos y rocosos. La mayoría de estos cuerpos celestes se encuentran en el cinturón de asteroides entre Marte y Júpiter.
Eventos históricos de impacto en la Tierra
Aunque las colisiones con la Tierra son poco frecuentes, existen registros de impactos significativos. Uno de los más conocidos ocurrió en 1908 en Tunguska, Siberia, donde la explosión de un asteroide arrasó con 80 millones de árboles en una extensión de 2,150 kilómetros cuadrados. Otro evento reciente fue el bólido de Cheliábinsk en Rusia, en 2013, que liberó una energía de 500 kilotones, 30 veces superior a la bomba de Hiroshima.
Dado el potencial peligro de estos cuerpos celestes, la comunidad científica continúa trabajando en el monitoreo y prevención de posibles impactos, asegurando que la humanidad esté preparada ante cualquier eventualidad futura.