Opinión

Desigualdad en América Latina y el Caribe.

Bajo crecimiento con desigualdad y debilidad institucional.   

Por Ricardo Caballero de la Rosa

La CEPAL, en un estudio denominado “La trampa de alta desigualdad y baja movilidad social en América Latina y el Caribe. Un obstáculo para el desarrollo social inclusivo y sostenible”, señala que, en los últimos 30 años, la región ha presentado los niveles de desigualdad de ingresos más elevados de todo el mundo, medidos por el índice de Gini (indicador que calcula la desigualdad de ingresos en un territorio, el cual se encuentra entre 0 y 1, siendo cero la máxima igualdad y 1 la máxima desigualdad).

Aunque los niveles de desigualdad han disminuido en los últimos años, la región sigue teniendo la distribución de ingresos más concentrada a escala mundial. En 2022, la cifra

de desigualdad de ingresos, medida por el índice de Gini, fue de 44.9, cifra inferior a la registrada a principios de la década de 1990 que fue de cerca de 50.0.

Además, estima que el costo del hambre equivalía en promedio al 5.2% del PIB en 11 países de América Latina. Si se le sumara el costo del sobrepeso y la obesidad, la estimación aumentaría a un promedio equivalente del 6.5% del PIB en ocho países de la región.

Estas estimaciones plantean que en nuestra región la desigualdad constituye una “trampa que obstaculiza el progreso hacia el desarrollo sostenible”, al poner en entredicho los derechos y la justicia social, complicar la incapacidad para crecer a largo plazo y contribuir a la debilidad institucional y de gobernanza.

Asimismo, la desigualdad se manifiesta tanto entre países como entre territorios de un mismo país, lo que supone costos no solo en lo que respecta a la productividad, sino también a la eficiencia energética y al deterioro ambiental.

Las situaciones de desigualdad ponen límite a la innovación y la creatividad, factores que a su vez son óbice para el aumento de la productividad. Los países de la región enfrentan por ello dificultades para promover el desarrollo tecnológico, la diversificación productiva y fortalecimiento de los sectores más productivos.

La combinación entre bajo crecimiento, alta desigualdad y debilidad institucional, reducen la capacidad de respuesta y de implementación de estrategias sostenibles de desarrollo y resiliencia frente a los efectos del cambio climático y la degradación ambiental.

El documento señala que la desigualdad, al tratarse de un fenómeno histórico y estructural de América Latina y el Caribe, ha perfilado esquemas productivos, distributivos e institucionales que contribuyen a perpetuar y agravar los altos niveles de desigualdad económica, los cuales se han combinado con modelos comerciales de exportación de bienes primarios y con la existencia de élites beneficiadas, circunstancia que excluye a la mayoría de la toma de decisiones.

Mi correo ricardocaballerodelarosa@gmail.com

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