Jimmy Carter, el expresidente que redefinió el liderazgo post-presidencial, fallece a los 100 años
Por Luis Moreno
Jimmy Carter, el 39º presidente de Estados Unidos y un ícono humanitario reconocido mundialmente, falleció este domingo a los 100 años. El Centro Carter confirmó su muerte en un comunicado, detallando que el expresidente murió rodeado de su familia en su hogar de Plains, donde había pasado sus últimos meses en cuidados paliativos. La noticia marca el fin de una vida extraordinaria que abarcó décadas de servicio público, logros humanitarios y resiliencia personal.
Un líder inesperado
Nacido el 1 de octubre de 1924 en Plains, Georgia, James Earl Carter Jr. creció en el “sur profundo” de Estados Unidos, en una comunidad marcada por la segregación racial. Curiosamente, fue la única familia blanca en un vecindario predominantemente afroamericano, lo que moldeó su visión progresista en temas de igualdad racial. Carter recordó en varias entrevistas que sus compañeros de juego y trabajo en su infancia eran negros, lo que influyó en su compromiso con los derechos civiles.
Tras graduarse de la Academia Naval de Annapolis, Carter se alistó en la Marina, donde sirvió como teniente. Sin embargo, regresó a Georgia para encargarse de la granja familiar de maní tras la muerte de su padre. Durante esta etapa, vivió en una casa subsidiada para familias de bajos recursos junto a su esposa Rosalynn y sus tres hijos. Este periodo consolidó su reputación como un hombre sencillo y trabajador.
De gobernador a presidente
Carter comenzó su carrera política como senador estatal antes de convertirse en gobernador de Georgia en 1971. Durante su mandato, sorprendió al declararse en favor de los derechos civiles y luchar contra la segregación racial, desafiando las expectativas de su base electoral conservadora.
En 1976, Carter anunció su candidatura presidencial, una apuesta que pocos consideraban viable. Su promesa de restaurar la confianza en el gobierno tras el escándalo Watergate resonó con los votantes. En una cerrada contienda, derrotó al presidente republicano Gerald Ford, convirtiéndose en el 39º presidente de Estados Unidos.
Una presidencia marcada por contrastes
El mandato de Carter (1977-1981) se desarrolló en un contexto de tensiones globales y crisis domésticas. En política exterior, logró hitos significativos, como la firma del acuerdo de paz de Camp David entre Israel y Egipto, un logro considerado fundamental para la estabilidad en Medio Oriente. También negoció la devolución del Canal de Panamá, un gesto que mejoró las relaciones de Estados Unidos con América Latina.
Sin embargo, su administración también enfrentó grandes desafíos. La crisis de los rehenes en Irán, en la que 52 diplomáticos y ciudadanos estadounidenses fueron retenidos durante 444 días, afectó severamente su popularidad. A nivel doméstico, una inflación del 17% y la crisis energética erosionaron la confianza del público en su liderazgo. En 1980, Carter perdió la reelección ante Ronald Reagan, marcando el fin de su carrera presidencial.
El legado post-presidencial
A pesar de su derrota electoral, Carter reinventó la pospresidencia, transformándose en un modelo de servicio humanitario y diplomacia global. En 1982, fundó el Centro Carter junto a Rosalynn, una organización dedicada a promover la democracia, los derechos humanos y la salud pública en más de 80 países.
El Centro Carter desempeñó un papel crucial en la erradicación de enfermedades tropicales como la dracunculiasis, y en la supervisión de elecciones en países en desarrollo. Carter también medió en conflictos internacionales, incluyendo tensiones entre Corea del Norte y Estados Unidos, y jugó un papel clave en la normalización de relaciones entre Cuba y Estados Unidos.
En 2002, sus esfuerzos humanitarios le valieron el Premio Nobel de la Paz, consolidando su reputación como un estadista global.
Una vida de fe y resiliencia
Devoto cristiano y maestro de escuela dominical, Carter atribuyó gran parte de su fortaleza a su fe. En 2015, anunció que había superado un cáncer cerebral gracias a un innovador tratamiento de inmunoterapia. Sin embargo, en febrero de 2023, decidió ingresar en cuidados paliativos para pasar sus últimos días en casa.
La muerte de su esposa Rosalynn en noviembre de 2023 fue un duro golpe, pero también un testimonio de su amor y compromiso mutuo durante 77 años de matrimonio. “Mientras Rosalynn estuvo en el mundo, siempre supe que alguien me amaba y me apoyaba”, dijo Carter en un emotivo comunicado.
Reflexiones sobre su legado
La figura de Carter genera opiniones divididas. Mientras que algunos critican su mandato presidencial como ineficaz, otros lo celebran como un líder moral cuya influencia perduró mucho más allá de sus años en la Casa Blanca. Su compromiso con los derechos humanos, la paz y el medio ambiente lo convirtieron en un referente para futuras generaciones.
El embajador Thomas Pickering, quien trabajó con Carter, destacó su contribución a la política exterior estadounidense: “Fue instrumental en poner los derechos humanos en el centro de nuestra política exterior”. Por su parte, Peter Hakim, del Diálogo Interamericano, lo describió como “una figura transformadora” en las relaciones entre Estados Unidos y América Latina.
Preparativos para el funeral
La Casa Blanca confirmó que Carter recibirá un funeral de Estado, un honor reservado para figuras de su estatura histórica. Mientras tanto, el pequeño pueblo de Plains llora la pérdida de su vecino más ilustre, recordando a un hombre que nunca perdió su humildad ni su compromiso con el bienestar de los demás.
Jimmy Carter deja un legado de servicio, compasión y perseverancia. Su vida es un recordatorio de que el impacto de un líder no se mide solo por los años en el poder, sino por las huellas que deja en el mundo.