Opinión

Hablemos sobre la palabra pathos y algunas consideraciones de pensamiento

Por Juvenal Cruz Vega. Director de la Academia de Lenguas Clásicas Fray Alonso de la Veracruz

A manera de pretexto.

Todos los mexicanos debemos tener un profundo respeto por el idioma español y estudiarlo con profundidad no sólo en los planes de estudio, sino también en casa a través del estudio familiar y del ejemplo al expresarse correctamente. Una de tantas formas para estudiar la lengua española es sumergiéndose a la cultura, allí donde están las raíces originarias de nuestros valores y pensamientos. En este contexto Grecia y Roma nos han dejado a través de sus fuentes la lexicología más elegante y culta en la estructura y raíz del español a través de los cognados, a los que tanto aludimos en común con otras lenguas del mundo. Por ejemplo, en la terminología de las ciencias y las artes se encuentran las formas más bellas del griego y del latín, cuya vigencia sigue siendo insuperable en el lenguaje de nuestro tiempo.

Quien diga que esto no es verdad, es porque usa un argumento completamente posmoderno, sobre todo, negando y relativizando el lenguaje más bello que tenemos, y con el que nos expresamos cotidianamente en todos los sectores de la sociedad, aún en el mundo posmoderno. ¿Quién de nosotros no ha escuchado términos como los siguientes? Otorrinolaringología, podología, cardiología, biblia, hemeroteca, iconografía, historiografía, cardiología, filosofía, psicología, hermenéutica, biología, vida, muerte, aborto, homosexualidad, paleontología, homofobia, feminismo, andrismo, feminoide, verboide, androide.

Mientras averiguamos fusílenlo, decía el Centauro del Norte, Francisco Villa (frase completa: fusílenlo y después averiguamos). Pues solemos hablar del siguiente modo: fui al otorrino, estudio odontología, necesitamos aplicar un electrocardiograma, estamos haciendo una glosa completa de la lengua náhuatl, el niño tiene un problema en su corazón que se llama ostium secundum, el problema que usted tiene se llama dermatitis, todas las religiones que reconocen a un Dios personal hacen una henofanía, vamos a la biblioteca, estoy en la universidad, hoy tenemos reunión de academia.

O sea, que seguimos hablando griego y latín como suelen decir los grandes etimólogos del mundo.  Por ejemplo, Agustín Mateos Muñoz al empezar su libro Etimologías griegas del español (Editorial Esfinge, México, 1949), transcribió un hermoso exordio de Schiller del siguiente modo: “llamáis lenguas muertas al lenguaje de los griegos y los romanos. Pero de ellas se origina lo que en las vuestras pervive”. Así pues, en todas las ciencias y en todas las lenguas hay abundantes ejemplos sobre una de las características más importantes de la cultura: el lenguaje.

Hablemos sobre la palabra pathos y algunas consideraciones de pensamiento

Al hablar de la palabra páthos, podemos referirnos a muchas palabras que comparten la misma raíz. Por ejemplo: patología, patético, patogenicida o simplemente, hablamos de la pasión en sus múltiples acepciones y usos. Esto significa hacer un diálogo interdisciplinario, al menos entre las disciplinas más estrictas, arcanas y cercanas de las ciencias humanas, como: gramática, etimología, morfología, semántica, hermenéutica, filología, filosofía, psicología, teología, medicina, entre otras. Sin hacer un debate sobre las palabras, sólo con el fin de acercarse al significado originario, pues al conocer mejor las palabras podremos conocer mejor las cosas, así como solía decir el gran erudito y humanista romano Marco Terencio Varrón.

Respecto a la raíz de la palabra pathos, y que tantos problemas ha dado en la historia de la lengua y de diversas corrientes de pensamiento, también merece estudiarse otras palabras, cuyo parentesco puede apreciarse su raíz, por ejemplo: empatía, apatía, antipatía, patógeno, o como ya dije arriba: patología, patogenicida, pasión y muchas más.

Entre mis apuntes inéditos guardo uno, que por cierto tiene que ver con lo que estoy apuntando y que he titulado: “Defensa apasionada del humanismo”. Igualmente, mi maestro, el doctor Guillermo Hernández Flores (1949-2020) escribió una conferencia que puso como introducción a su libro “Filosofía náhuatl”, y que él mismo tituló: “El pathos de la filosofía náhuatl”.

Con todo, al hacer diacronía y sincronía de la lengua española podemos advertir que lo más cercano a nosotros es la lengua latina con el verbo deponente patior-pateris-pati-passus sum: padecer, sufrir, tolerar, aguantar. Este verbo por su similitud en raíz y significados se acerca al verbo griego πάσχω (πάθσκω)πεσομαι-ἔπαθονπέπονθα. Primera raíz: πάσχ. Segunda raíz: παθ, πεθ, ποθ, cuyos significados más comunes son: sufrir, padecer, experimentar, estar afectado de esta o la otra manera, a veces significa morir.

La palabra pathos es una transliteración del griego πάθος-εος-ἡ; πάθη-ης-τὸ; πάθημα-πάθηματος-τὸ. Los tres sustantivos tienen la misma raíz–πάθ, y por lo tanto, el mismo significado, es decir, todo lo que uno experimenta o siente, prueba, suceso, coyuntura, castigo, sufrimiento, desgracia infortunio, triste suerte, desastre, enfermedad, muerte, estado de alma disposición moral (piedad, placer, amor, tristeza, odio cólera, afición penal), cambio, fenómeno, afecto sentimiento y pasión.

Al principio habíamos señalado el verbo griego πάσχω, sin duda alguna, éste es la raíz del sustantivo πάθος–εος. En la morfología griega encontramos dos raíces de dicho verbo. La primera πάσχ, la utilizan todos los presentes de los modos indicativo, subjuntivo, imperativo, optativo e infinitivo. La segunda raíz,  πάθ la utilizan  el futuro activo y medio, aoristo activo y medio, aoristo futuro pasivo y el perfecto activo medio, y sobre todo, el aoristo segundo.

Pongo un ejemplo de cada una de las raíces para ver la transformación morfológica y fonética de la palabra pathos. He aquí un ejemplo en griego con su traducción al español: a). Ὁ δοῦλος ἔλεγε αὐτὸν πάσχειν δικαίως.οὐ γὰρ ἔδει λυμαίνεσθαι τὰ φύλλα  τοῦ ἀμπέλου. (El esclavo decía que él sufría justamente, pues no era necesario estropear las hojas de la vid). b). Ὁ δὲ παῖς, ἔπει ἀπέφευγεν, μάλιστα ὀργιζόμενος δι᾿ἃ ἔπαθεν, ἤγγειλε τὸ γενομένον τῷ πατρί. (Después de que el niño huyó, habiéndose encolerizado mucho por las cosas que sufrió, anunció lo sucedido a su padre).  

Así pues, la polisemia nos indica la presencia de varios significados de una sola palabra. Aquí valdría la pena hacer una anotación de la etimología, porque ésta investiga el origen de cada palabra. Una palabra que puede tener varias acepciones o significados. La etimología indica cual fue el significado primitivo y como se fueron derivando otros significados. La evolución de significado, experimentada por las siguientes palabras, nos servirá de ejemplo de los cambios de significado por cambios semánticos de las palabras.

En consecuencia, la palabra πάθος indica, fundamentalmente, sentimientos en general; por eso éste, es el significado con que interviene en la composición de las palabras a saber: Apatía, de α privativa-sin y el sufijo παθεία: sentimiento, es decir, una persona sin sentimientos, sin interés por nada, impasible de ánimo, dejadez intolerancia, falta de vigor o energía.  

Antipatía, palabra compuesta de la palabra griega ἀντί, preposición que rige genitivo: enfrente, de frente, de cara, en vez de, en lugar de, por, a la manera de, en lugar de, en nombre de. Literalmente antipatía es oposición de sentimientos en contra, es una afección o dolencia, es decir, una repugnancia natural o instintiva que se siente hacia alguna persona o cosa, en sentido figurado es una oposición recíproca entre seres inanimados.

Simpatía. Aquí el prefijo tiene sentido preposicional y adverbial, como preposición σύν, rige dativo de compañía: con, a favor de, bajo la dirección de, juntamente con, junto con; como adverbio, se traduce: juntamente, a la vez. Se trata de una comunidad de sentimientos, esto es, de una conformidad, inclinación o analogía en un persona respecto de los afectos o sentimientos de otros, más sencillo es una atracción.

Empatía. En esta palabra figura la preposición griega εν, la cual significa: dentro, entre, en. Edith Stein, filósofa judía-alemana, discípula del filósofo Husserl, en su tesis de doctorado Sobre el problema de la empatía llevó esta palabra de la etimología a la fenomenología, filosofía, teología y psicología. 

Así pues, el significado general que le han dado a la empatía en la actualidad es la sintonía afectiva que establece la amistad terapéutica con el paciente. Es el conocimiento intuitivo del significado de los sentimientos, las emociones y la conducta de otra persona, la capacidad de experimentar en uno mismo los sentimientos, ideas de otra persona, de ponerse uno en el lugar del otro, de comprender a las personas en su marco de referencia, más que desde uno mismo.

Los ejemplos anteriores indican la pluralidad de significados en una palabra. Aún el sentimiento se entiende de muchas maneras, esto nos recuerda la frase de Aristóteles al principio de su Metafísica, cuando dice: τὸ δὲ ὄν λέγεται μὲν πολλάχως (el ser se dice de muchas maneras). Pues no se trata solamente del sentimiento en sentido literal, sino también de la pasión, de ahí que los médicos hablan de patología, cuando constituyen que la pasión es una enfermedad, y por antonomasia, la patología es la parte de la medicina que estudia las enfermedades. Evidentemente, según los aparatos, se diferencian las distintas especialidades médicas: patología digestiva, neurología, cardiovascular, etcétera.

Si hacemos hermenéutica y exégesis del verbo griego πάσχω lógicamente tendremos un horizonte más amplio, interpretando un texto, con método y disciplina. Si se trata de un texto ajeno a nuestra lengua, es mejor no inclinarse por una traducción literal ni libre, sino, analógica en donde resplandezca lo diferente, lo otro, integrando todos los extremos que se puedan encontrar en el texto original. Por eso sí estamos interpretando la palabra πάσχω como dolor o sufrimiento, es necesario ver todos los espectros de esos términos para poder apreciar qué aspecto se está señalando sobre el dolor o el padecer.

Por último, es necesario referir que en latín hay varios textos clásicos que nos dan otras perspectivas del término pathos. Por ejemplo, Publio Ovidio Nasón escribe: “ne mihi mors misero bis patienda foret” (que yo infeliz, no tuviese, que padecer la muerte dos veces). César “Gravissimum supplicium pati” (padecer un terrible suplicio). Horacio “Pauperies juvet quidvis et facere et pati” (la pobreza obliga a realizar y sufrir cualquier cosa). Tito Livio “Nec vitia nostra nec remedia pati possumus” (No podemos tolerar nuestros defectos ni su remedio). Marco Fabio Quintiliano también tiene una hermosa sentencia: “pati incommodum” (Aguantar o sufrir una molestia).

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