México: Un País de Alto Riesgo para los Migrantes Ante las Amenazas de Deportación Masiva
En el marco de la conmemoración del Día Internacional del Migrante, surge una alarmante realidad: México, lejos de ser solo un país de tránsito, se ha convertido en un territorio de alto riesgo para las personas migrantes, quienes se enfrentan a violaciones graves de derechos humanos y una creciente violencia. Esta situación se intensifica ante las amenazas de deportaciones masivas de Estados Unidos, lo que pone aún más en riesgo a miles de personas que buscan una oportunidad en la «tierra de la libertad».
Según un informe reciente de la Fundación para la Justicia y el Estado de Derecho (FJEDD), entre el 1 de enero y el 10 de diciembre de 2024, más de 6,000 migrantes fueron víctimas de delitos o hechos violentos en México. Las cifras incluyen 48 secuestros, 21 homicidios cometidos por particulares, 11 accidentes fatales de tránsito y 11 accidentes migratorios, además de 7 desapariciones y 5 ejecuciones extrajudiciales atribuidas a autoridades mexicanas.
La violencia contra los migrantes en el país ha sido múltiple y variada, desde torturas y violencia sexual hasta robos, extorsiones y privación de recursos básicos como alimentos y agua. Estos ataques se suman a las graves condiciones en las estancias migratorias del Instituto Nacional de Migración (INM), de las cuales 38 de 43 no ofrecen condiciones mínimas para brindar atención humanitaria adecuada, según un informe de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH).
El panorama se agrava aún más con la cifra alarmante de migrantes muertos o desaparecidos en las rutas terrestres y marítimas de América Latina. Desde 2014, casi 70,000 personas han perdido la vida o han desaparecido, y las organizaciones humanitarias temen que la cifra real sea mucho mayor. Esta crisis humanitaria, aunque silenciada, sigue cobrando vidas cada día y requiere una acción urgente.
Frente a esta tragedia, el Secretario General de la ONU ha presentado recomendaciones clave en el tercer informe sobre el Pacto Mundial para la Migración, con énfasis en la asistencia humanitaria y la cooperación para encontrar a los migrantes desaparecidos. No obstante, la efectividad de estas recomendaciones depende de una respuesta colectiva y urgente de todos los países involucrados.
Mientras tanto, las caravanas migrantes en el sur de México siguen creciendo, con casi 10,000 personas que se han desplazado desde septiembre de 2024. Sin embargo, estos flujos son solo una fracción del total de migrantes que cruzan el país. De acuerdo con el Instituto Nacional de Migración, más de 925,000 personas han sido reportadas en situación migratoria irregular entre enero y agosto de este año, un aumento del 131% respecto al año anterior.
Además de los peligros físicos, los migrantes también enfrentan barreras burocráticas para acceder al asilo en México y Estados Unidos. El proceso es complejo, largo y cambiante, lo que provoca desesperación y vulnerabilidad. Muchos migrantes son sujetos a retornos forzosos, que los dejan a merced del crimen organizado y otras amenazas.
Organizaciones como Médicos Sin Fronteras han reportado una creciente necesidad de atención médica y psicológica para los migrantes, quienes sufren enfermedades, agotamiento extremo y traumas derivados de la violencia vivida en su tránsito. En lo que va del año, han brindado miles de consultas médicas y apoyo psicológico, además de entregar kits de ayuda a las personas en tránsito.
La crisis migratoria en México no es solo un problema de las personas migrantes, sino de toda la región. Es necesario que los gobiernos de México, Estados Unidos y los países del corredor migratorio reconozcan esta emergencia humanitaria y adopten medidas que respeten los derechos de los migrantes, ofreciendo vías seguras, atención médica y condiciones dignas de descanso.
El 2024 está por concluir, pero la crisis migratoria en México sigue siendo una de las más graves de nuestra era. El próximo año debe marcar un cambio de enfoque, con un compromiso claro de respetar los derechos humanos, mejorar las condiciones de los migrantes y buscar soluciones que salven vidas. El futuro de miles de personas está en juego, y la acción colectiva es crucial para poner fin a esta tragedia.